Muchos jefes son buenos al organizar, planificar y priorizar. Cuentan con habilidades que suman al trabajo con equipos: son cercanos, simpáticos, amistosos, se interesan por sus colaboradores… Conocen las nuevas ideas sobre Liderazgo. Se los escucha hablar de la importancia de marcar un norte, que las personas son lo más importante, que hay que aprender de los errores, que hay generar involucramiento… Es decir, tienen un muy buen discurso. Todo esto, sin embargo, no alcanza para ser un líder.
Además del discurso, de lo que se pregona, el verdadero desafío está en la coherencia de lo que se dice con lo que se hace; especialmente en situaciones complicadas a las que con frecuencia está sometido el líder, por tener responsabilidad sobre otros. Situaciones de presión, que vienen tanto de adentro del equipo, como de fuera … ¡¡¡Y este mundo rápido trae muchas!!!
Cuando aparecen situaciones que por su naturaleza pueden conllevar un conflicto, ya sea personas que no trabajan adecuadamente, que demuestran un menor rendimiento al esperado, que tienen alguna carencia de la cual no son conscientes o tienen actitudes desajustadas, el modo jefe no es hábil. En esos momentos hay que sintonizar con el líder que se lleva adentro para operar en esa realidad, para convertirla en oportunidad. Un verdadero líder aborda esos momentos, capitalizándolos; no los deja pasar, porque trabajarlas bien implica desarrollar a las personas, al equipo y a la visión mayor.
Las situaciones más comunes que afectan el sentido de equipo, se pueden clasificar en 4 tipos. Y para resolverlas es crucial conversar desde el liderazgo:
>Situaciones que afectan el FOCO: el foco permite no perder el camino, conectar con los objetivos, los cambios que hay que transitar, las medidas necesarias a tomar.
Por ejemplo: cuando tenés que dar una mala noticia que afecta el status quo de un
colaborador o introducir cambios en el equipo.
>Situaciones que lesionan la ALINEACIÓN: la alineación ordena y ayuda a sumar energías, conectando con comportamientos acordes a valores o propósitos del equipo.
Por ejemplo: individualismo, deshonestidad, amiguismos, conflictos escalados, incumplimiento de acuerdos y reglas, etc.
>Situaciones que menoscaban la PROACTIVIDAD: la proactividad sostiene la energía aún en la dificultad; ayuda a desarrollar compromiso y motivación.
Por ejemplo: cuando hay que lograr cambios en comportamientos de quejas, victimismo, culpabilización u otros que afectan el ambiente y el avance.
>Situaciones relacionadas a los RESULTADOS: los resultados le dan sentido al esfuerzo y al equipo. Mejoran la entrega, la ejecución de los planes, la priorización.
Por ejemplo: rendimiento pobre, atrasos en las entregas, desorganización, no cumplimientos, etc.
Si trabajamos en cada situación disruptiva desde el modo líder, vamos a ir construyendo equipo.
Un equipo no es un grupo de personas trabajando juntas. Un verdadero equipo implica tener un rumbo claro, estar alineados, y complementarse sinérgicamente para lograr mantener altos niveles de energía, motivación y conseguir resultados.
En el taller Gerente como Coach y Mentor abordamos las conversaciones necesarias para este tipo de situaciones; para que las identifiques y las trabajes como un coach, sin serlo. Es tu oportunidad de desarrollar tu modo líder en situaciones cruciales.
Toda oportunidad empieza con un primer paso: participá de la muestra del taller, que realizaremos el 14 de mayo a las 18 horas por zoom 👇
De este encuentro te llevarás 3 herramientas concretas:
1. Un modelo conversacional para abordar con efectividad las conversaciones con tu equipo (haciéndolo exactamente al revés a como se hace tradicionalmente).
2. Una bajada práctica a un caso.
3. Un Compass Model (Brújula N.E.W.S ®) para orientarte en conversaciones complejas.