¿Hay equipo? Las falacias que nos decimos… Y nos limitan sin darnos cuenta
A menudo escucho a algunos gerentes decir: “tenemos un buen equipo”. Pero la mayoría de las veces esa frase es solo eso: una expresión de aprecio, más emocional que precisa.
Cuando les pido que profundicen, suelen justificarlo con frases como: “Todos saben a dónde vamos.” “Tienen claros los objetivos.” “Hay buen ambiente.” “Son comprometidos.”
A primera vista suena excelente. Incluso uno podría felicitarlos por eso. Pero cuando observamos con una mirada profesional, muchas de esas afirmaciones resultan ser falacias.
Veamos por qué:
“Todos saben a dónde vamos.” Cuando les preguntás cuál es la dirección del equipo, suelen responder cosas como: “abrir un nuevo mercado”, “reconvertir la línea de producción” o “reducir costos”. Eso no es una dirección: son impulsos estratégicos del año.
La dirección verdadera se co-crea dentro del equipo, conectando las pasiones y competencias de sus miembros, con los lineamientos estratégicos de la organización. Es emocional y racional a la vez. Cuando el equipo la construye colectivamente, se compromete genuinamente con ella.
“Tenemos un objetivo común.” Muchas veces confunden tareas con objetivos. Vender, atender bien a los clientes o cobrar morosos no son objetivos: son responsabilidades.
Un objetivo real es medible, desafiante y co-creado por el equipo. Surge de preguntarse: ¿cómo contribuimos nosotros, desde nuestro rol, a las metas estratégicas de la organización? Por ejemplo: ¿De qué manera el equipo de administración puede aportar a lograr una eficiencia del 95%?
El equipo necesita saber si va ganando o perdiendo; de lo contrario, todo se vuelve rutina, y la rutina mata la energía, la motivación y la creatividad.
“Hay buen ambiente.” Excelente… Pero cuidado. Si no hay discusiones, si todos “se llevan bien” y nunca hay tensiones, algo puede estar fallando. Los conflictos saludables son parte natural del trabajo en equipo. Cuando las personas pueden expresar desacuerdos sin miedo, con respeto y confianza, eso sí es un signo de madurez. Donde hay silencio o conformismo, hay miedo; y sin confianza, no hay equipo.
“Son comprometidos.” Otra falacia frecuente. El verdadero compromiso no es “cumplir con lo que toca”, sino honrar los acuerdos del equipo y sentirse responsable cuando algo no se logra. No se trata de comprometerse solo con las personas que me caen bien, sino con la totalidad del equipo y sus resultados. Esa cultura de compromiso no se impone, se construye.
En definitiva, un equipo no es un grupo de personas amables que trabajan juntas en una dirección “más o menos clara”. Un equipo se construye intencionalmente, con el liderazgo consciente que impulsa esa co-creación.
Hay equipo cuando, juntos, definen:
- Su dirección de grandeza.
- Su visión práctica e inspiradora a 2 o 3 años.
- Sus motivadores y valores compartidos.
- Sus creencias posibilitantes, que los desafían a superar límites.
- Su plan estratégico con metas claras y un plan táctico concreto.
- Y cuando rinden cuentas periódicamente de sus avances y aprendizajes.
Ahí sí podemos decir: hay equipo. Y no es casualidad: es un recorrido guiado del equipo hacia su grandeza.
En Coaching del Talento facilitamos este recorrido, a través de procesos de Navegación de Equipo. Un proceso estructurado, metódico, práctico y vivencial que ayuda a alinear personas, propósito y acción.
Una metodología desarrollada por N.E.W.S.® Navigation, probada en +40 países, desde start ups hasta empresas Fortune 100.
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Por: Margarita Charlone, Directora de Coaching del Talento.
