Todavía hay muchos escépticos sobre la importancia de las relaciones en los equipos de trabajo. Algunos piensan que es una pérdida de tiempo dedicar recursos a fortalecer los vínculos entre los miembros; y que lo más productivo es centrarse únicamente en los objetivos, los procesos y en dar órdenes claras para que todo se hagan según lo planeado.
Este enfoque puede funcionar en el mundo ideal: el de los planes y las hojas de Excel, donde todo encaja perfectamente. La realidad, sin embargo, se juega en otro plano: en el mundo emocional e interpretativo de cada uno de los miembros del equipo, junto con las múltiples circunstancias que surgen día a día. Los equipos no solo ejecutan planes; están constantemente enfrentando situaciones no previstas que surgen de sus interacciones personales y de las emociones involucradas.
No se trata de un trabalenguas ni de un escenario ficticio. Es una pequeña parte de la realidad compleja y cambiante en la que todos estamos inmersos, de la cual somos parte, más o menos conscientes.
Un ejemplo que nos ilustre
Recientemente, en una reunión de trabajo con un equipo de gerentes, se debatía sobre los costos de logística, que en los últimos dos años habían aumentado más que las ventas. La discusión se polarizó rápidamente entre dos posturas opuestas: una parte del equipo argumentaba que el reparto debía incluir múltiples opciones y adaptarse a cada cliente para evitar que se fuera con la competencia, mientras que la otra parte sostenía que dar ese tipo de servicio aumentaba los costos, lo que se convertiría en un problema a largo plazo.
La conversación se estancó a raíz de que ambas partes no se escuchaban y querían tener razón. Finalmente, la solución se impuso desde la autoridad del gerente comercial (que tienen un mayor peso, no formal, en las decisiones), quien, con un tono conciliador, expresó que habría cambios en el servicio de logística para lograr una mayor satisfacción de los clientes y mantener así la ventaja competitiva.
Desperdicio y más desperdicio
Aunque la resolución fue cordial, con respeto y sin exabruptos, la reunión fue improductiva. A posteriori, algunos miembros del equipo expresaron no sentirse escuchados y aludieron a que se tomaron resoluciones basadas intereses sectoriales, más que organizacionales. La parte que obtuvo el resultado que esperaba, manifestó su desconfianza sobre la ejecución de la decisión, temiendo que la gerencia de logística boicotease el plan de alguna manera. La gerencia de logística por su parte, intentó escalar la situación buscando una nueva audiencia, sin éxito.
Impacto futuro
Es claro que esta situación va a mellar posibles coordinaciones del equipo en el futuro. La desconfianza aumenta y sin ella es difícil lograr que se trabaje de manera alineada. Igual de unir fuerzas cada parte ve al otro como contrincante.
¿Qué hay detrás de un equipo de alto rendimiento?
La respuesta es que los equipos de alto rendimiento trabajan duro para construir relaciones basadas en la confianza, lo que les permite trabajar los desafíos que se le presenten con mayor efectividad. Periódicamente, revisan sin juicios negativos y con autocrítica cómo mejorar el trabajo juntos. Son las personas, con sus emociones e interpretaciones, quienes realmente impulsan los resultados. Si esta situación hubiera ocurrido en un equipo que ha trabajado en su desarrollo y tiene autoconsciencia de cómo se relacionan entre sí, la coordinación habría sido completamente diferente.
La clave está en escuchar las diferentes opiniones. ¿Cómo podemos generar innovación o aprender de la experiencia si no nos escuchamos mutuamente? La regla de oro es la escucha activa y la aceptación de las diferencias. El equipo necesita establecer acuerdos claros sobre cómo tomar decisiones en conjunto.
Coaching de Equipos
Justamente, un equipo que entra en un proceso de Coaching de Equipo buscando convertirse en un equipo de alto rendimiento, entre otras cosas, crea reglas para alinearse en la toma de decisiones. Aquí les comparto algunas preguntas que Luis Carchak, especialista en Coaching de Equipos, utiliza con los equipos para que construyan sus propias “reglas de oro” y que mejoren así su funcionamiento:
1. ¿Cómo queremos escucharnos? Aceptar que siempre existen brechas entre el que habla y el que escucha.
2. ¿Cómo queremos pedir, dar y recibir feedback? Cómo ayudamos a nuestros compañeros a mejorar mediante el feedback.
3. ¿Cómo queremos ser percibidos desde afuera? Qué identidad pública queremos proyectar hacia otros equipos con los que interactuamos.
4. ¿Cómo garantizamos la confidencialidad? ¿Qué permite la diversidad hacia adentro y la unidad hacia afuera?
5. ¿Cómo queremos alinearnos en nuestras decisiones dentro del equipo? ¿Cómo llegamos a acuerdos, cuando no estamos de acuerdo?
6. ¿Cómo evaluamos el error? La pregunta clave para evaluar cómo funciona un equipo: ¿es peligroso equivocarse aquí?
7. ¿Cómo promovemos la valentía para confrontar el incumplimiento de las reglas? Todos en el equipo son responsables de dar feedback sobre el incumplimiento de las reglas.
8. ¿Cómo haremos respetar las reglas y aprenderemos a ajustarlas cuando sea necesario? Las reglas pueden funcionar en un contexto, pero deben ser ajustadas según evoluciona el equipo.
En el caso que mencioné antes, si el equipo se hubiera fortalecido con un proceso de Coaching de Equipos (con metodología ORSC, Organization and Relationship Systems Coaching) probablemente tendrían herramientas para resolver el conflicto de manera más cooperativa, respetando las distintas perspectivas y creando un compromiso más profundo con la decisión tomada.
El enfoque de ORSC destaca que, en un equipo, las relaciones son el motor detrás de la efectividad. Esta metodología, que se basa en el Coaching de Sistemas y Relaciones, nos recuerda que los resultados no solo dependen de lo que se planea, sino de cómo las personas se relacionan y coordinan en medio de situaciones complejas.
Si querés que tu equipo optimice los resultados y construya relaciones más fuertes, dinámicas y efectivas, no dudes en contactarnos, podemos ayudarte.
Agendá aquí una entrevista con nosotros para profundizar en este enfoque.