Querido lector/seguidor,
Te quiero contar que estes espacio, de ahora en más, se llamará «Prohibido rendirse».
Parece un título muy contundente, como si sólo se marcara esa única posibilidad.
En realidad, en cualquier situación que nos atraviesa, siempre hay varias posibilidades. Y rendirse es una de ellas. Pero rendirse, personalmente, me suena a bajar los brazos, a abandonar un sueño, a renunciar a una parte importante de mí, con una especial connotación negativa. Personalmente, me envuelve en emociones tales como la resignación, el resentimiento, la impotencia.
La opción de rendirse siempre te estará, claro. Pero te invito a explorar, a través de este espacio, la grandeza que hay detrás de no hacerlo (en el ámbito organizacional y al que quieras extrapolarlo…)
Una historia
En el Año Nuevo de 1962, Los Beatles fueron rechazados por la discográfica Decca. Esta audición era la primera, muy importante para el novel grupo. Habían depositado en ella muchos de sus sueños. La audición se llevó a cabo en Londres. Para llegar por primera vez en sus vidas hasta allí, desde Liverpool, los miembros del grupo viajaron apretujados en un pequeño auto cargado de equipos, durante diez horas. La sesión duró cerca de una hora.
Cuando llegaron, el productor estaba de mal humor; los destrató y desacreditó sus instrumentos, exigiendo que usaran los de la agencia. El resultado fue muy malo, tanto que el director lanzó una lapidaria frase: estos muchachos no tienen futuro. Dicho por un referente en el mundo de la producción musical.
Sin embargo, pese al rechazo, siguieron su camino y diez meses a través de otra productora, EMI, lanzaron su primer single Love Me Do que los haría famosos.
¿Qué rescato de esta historia? Que un tropiezo o varios (ellos tuvieron 3 rechazos de productoras) puede ser la excusa perfecta para rendirse o para tomar impulso. Es siempre una decisión que está dentro de tus posibilidades.
Gente común: ¿qué hay para tí y para mí?
Podés pensar que los Beatles eran personas extraordinarias en su campo y eso hizo la diferencia. Yo pienso que no, que cualquier persona tiene la posibilidad de lograr su sueño. Por lo que te voy a poner el caso de una persona que conocí.
Beatriz trabajaba en una organización, en un puesto de apoyo a la venta. Hacía análisis de resultados para su jefe, quien debía traducir esto en estrategias. Dos cualidades tenía Beatriz: proactividad, que la llevaba a tener muchas propuestas para aportar valor en la organización. Y perseverancia, que la impulsaba a seguir a pesar de los tropiezos. No sólo aportaba los análisis, en su proactividad diseñaba la estrategia y además la comunicaba al equipo de venta.
Todas estas actividades las fue asumiendo por iniciativa propia, ante la pasividad de su jefe, pero pronto se dio cuenta que estaba ocupando un rol que no debía y, en cierta medida, sentía que los aportes no iban mas allá del discurso, ya que ella no tenia el poder de efectivizarlos, quedando en recomendaciones. Su primer desánimo, fue cuando tomó conciencia de esto. Y, el segundo, fue cuando un director le dijo que no le veía atributos para ser líder. Eso le mostró que había en esa organización una barrera difícil de atravesar.
Lejos de dejarse influir por esa conversación, y por la resignación de que su aporte de valor no fuera tenido en cuenta, decidió buscar nuevas oportunidades. No quiso ser una más de las personas de la organización ancladas en la resignación, sufrientes y quejosas. Se fue, pero se fue con agradecimiento hacia las personas que conoció y los aprendizajes obtenidos. Beatriz se convirtió en pocos años en líder de una organización importante en plaza con mas de 180 personas en su departamento.
¿Qué pasa si optás por rendirte?
Ojo. Está claro que es una opción válida y, de hecho, muy elegida. Para mí es peligroso, porque de a poco te mata el alma. Si Beatriz se hubiera rendido y acomodado para que el ambiente la llevara, hubiera renunciado inmediatamente a una parte importante de su persona, al aportar valor, al desafiar la realidad para construir algo mejor. Eso a la larga la hubiera convertido en un ser sin vibra, mirando la hora para salir del trabajo, contando los días hasta la jubilación. ¿Lo has visto?
El meollo de todo, ¿qué es el éxito?
Voy a redefinir lo que es un resultado exitoso. Para mí, no es únicamente conseguir una meta, alcanzar un nuevo puesto de trabajo, cumplir con los indicadores propuestos. Es más amplio. Abarca no solo el mundo material, de los resultados objetivos, sino también el espiritual. Me refiero al mundo interior:
Cómo entendemos la vida, nuestras relaciones y el mundo, se conecta directamente con la trascendencia, la conciencia, los valores. Beatriz en su experiencia con la primera empresa, tuvo éxito porque decidió No RENDIRSE; decidió mantener su corazón con agradecimiento, valorar las vivencias personales y relacionales, rescatar aprendizajes de sus errores. Todo eso le permitió seguir su camino. Se permitió seguir su camino. Todo esto es éxito en sí mismo.
Una vida que valga la pena ser vivida
Mundo espiritual y material a veces van de la mano, pero muchas veces los percibimos como antagónicos y tenemos que tomar decisiones en pos de uno u otro.
A veces tenés que renunciar a lo material si querés seguir un camino de crecimiento hacia tus sueños. Tenés que sumergirte en la incertidumbre, superar los miedos y tener una fe ciega en ti mismo. Nada es fracaso absoluto; de toda experiencia es posible rescatar aprendizajes, personas a las que ayudaste, gratitud que te llevan a un nuevo nivel de desarrollo.
Por eso el título de este espacio, Prohibido rendirse. Es buscar siempre un nuevo camino, cuando el que estamos se cierra. Ya la búsqueda de un nuevo camino es un paso de éxito: un éxito del mundo espiritual, porque nos levantamos y nos ponemos en marcha. Porque pusimos la energía en una nueva meta, un nuevo propósito que nos da el combustible para seguir y conseguir una vida que vale la pena vivirse.