Hay una dinámica muy interesante que trabajamos en sesiones de coaching de equipos: el trabajo de tierras. Se usa concretamente para potenciar el conocimiento de personas entre sí, aumentar la comprensión y la aceptación. La actividad a grandes rasgos consiste en visitar la tierra del otro (metafóricamente) y descubrirla sin juicios. Claro está que es una dinámica que transporta a los participantes a expresar muchas características personales y formas de moverse en el mundo. Algunas van surgiendo sin mucha conciencia por parte del que las expresa. Casi en forma de juego, esta dinámica ayuda a tener mayor compresión de los otros.
Para mi ha sido muy reveladora, porque pude identificar dos tipos de miradas opuestas que a veces aparecen muy acentuadas:
- Hay personas que al describir su mundo, entre otras características, destacan que lo ven repleto de personas, todas diferentes, donde todas son bienvenidos.
- Hay otras que expresan que en su tierra entran algunas personas, las seleccionadas.
Círculo grande o círculo pequeño: ¿qué implicancias tiene esto para el liderazgo?
Si tenés que dirigir proyectos, o estar a cargo de equipos, revisar este paradigma es de mucha utilidad. También es muy útil distinguir cuál es la tendencia en este sentido dentro de tu equipo.
No siempre elegimos a las personas con las que tenemos que trabajar. Ser una persona de circulo pequeño, donde se es crítico con las personas con las que te relacionás, le encontrás defectos, las rechazás o simplemente te alejás, significa desperdicio de oportunidades. Quizá no seas de circulo pequeño, pero quizás sí excluyas a alguien con el que no te relacionás, aceptando que va a ser siempre así. Para algunas personas, lo cierras.
Es claro que hay personas con las que tenemos menos afinidad y hay aspectos que no van con nosotros. ¿Con esas personas igualmente podemos trabajar? ¿O estamos condenados a desencuentros?
La respuesta está en ti. Ahora mismo tendrás argumentos que se inclinan a alguna de las dos posturas.
Lo que te puedo asegurar es que cerrar el círculo te cierra oportunidades. Empezás a relacionarte diferente con las personas que no encajan, y como las relaciones tienen circularidad, recibís lo mismo que das; eso trae una escalada poco positiva. Resultado: todo se vuelve difícil con ellas.
¿Cuál es la salida para abrir el círculo?
Traspasar esa barrera y hacer un esfuerzo por conocerlas, sobre todo desde el lado humano. Si lo hacés, seguramente vayas a encontrar mucha riqueza, entender actitudes, empatizar y colaborar.
He visto a personas resueltas a emprender ese camino de apertura y los resultados los maravillaron.
Lo más importante de todo es que además liderás con el ejemplo, ¿cómo le podés pedir a un colaborador que trabaje en equipo con alguien, si tú mismo no lo hacés? ¿Qué impacto creés que está teniendo en tu liderazgo?
Si te identificás con el»círculo pequeño», ¡ojalá te animes a ampliarlo! Te acompañamos a hacerlo.
Este tema, entre otros que hacen al liderazgo, lo vamos a estar abordando en nuestros próximos talleres. ¡Contactanos!
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