Si te escuchas diciendo esta frase, por favor leé este post
Hay una analogía que hago en los talleres y que hoy quiero compartir contigo: nuestro mundo interpretativo, o sea, nuestra forma de ver la realidad, es como una cancha de juego, que delimita nuestros posibles movimientos. Y no podemos ir más allá; salvo que llevemos nuestra consciencia a expandirla.
La cancha la construimos nosotros mismos, sin darnos cuenta, con las experiencias y lo que vamos aprendiendo. Es la delimitación subjetiva, disfrazada de objetividad, que nos dice cómo es la realidad, cómo son las personas que nos rodean, cómo hay que hacer y por qué debemos seguir haciendo de esa manera.
Pero a veces ocurre que la cancha se abre, por un hecho puntual, y ahí viene el descubrimiento: lo que creía, ya no es tan así. Aparece otra interpretación, y con ella, otras posibilidades, nuevas acciones y soluciones. Ampliamos nuestra forma de ver. Extendemos la cancha.
Cuando me acerqué al coaching un montón de descubrimientos aparecieron en mi cancha. Hoy te voy hablar de un descubrimiento en especial: el poder que tienen las conversaciones. Te comparto mi experiencia para que lo descubras vos también:
Aprendemos a hablar casi instantáneamente, imitando. Pero comunicarnos requiere una mayor pericia porque, no solo necesito tener una idea clara de lo que que quiero expresar, sino que tengo que poder traducirla de manera tal que el otro pueda entenderla exactamente como lo estoy pensando. Lo difícil es eso: que el mensaje llegue en esa pureza al otro. Al comunicar una mensaje entra en juego un mundo de elementos que no siempre gestionamos a consciencia y ese mensaje, al menos el que queríamos transmitir, simplemente no llega.
Pero conversar presenta un desafío aún mayor: no es solo que el otro reciba mi mensaje, tal cual como lo pensé y quise expresar, sino, también, ganarme su voluntad de cooperación o su voluntad de intercambio. Conversar es trazar lazos; es correr los límites de nuestras propias canchas para encontrar un espacio común con la del otro, ampliando ambas. Pero para eso tengo que tener la intención de integrar y contemplar al otro, con su propio mundo de creencias, para construir juntos. Una conversación poderosa no es una dinámica unilateral.
Por confundirlo, muchas veces pensamos que estamos conversando, sin darnos cuenta que solo estamos hablando. Una clara señal de ello es cuando creemos que nos pusimos de acuerdo con alguien y finalmente… lo acordado no pasa. Es como hablar a la pared, pensamos, depositando en el otro toda la responsabilidad. Una pregunta poderosa sería, ¿cómo estoy conversando yo?, ¿cómo puedo conversar con mejores resultados?
Como líder, descubrir cómo conversar con otros para ser más efectivo es vital, porque ahí se juega todo.
Ese fue mi descubrimiento: un pequeño cambio en la forma de abordar cada conversación, pero que generó resultados sorprendentes en las coordinaciones y en el hacer con los demás, y no solo en lo laboral.
Si querés perfeccionar tu forma de conversar, y conocer un modelo práctico que te sirva de guía, sumate al taller Las 5 Conversaciones clave del líder, donde estructuraremos y practicaremos la conversación de expectativas, de reconocimiento, de delegación, de mejora y de coordinación. Fechas y horarios: 16, 21, 23 y 28 de febrero, de 17.00 a 21.00 hs.
En nuestro próximo artículo te contaremos más sobre cada una de estas conversaciones.
Por consultas e inscripciones, no dudes en escribirnos: contacto@coachingdeltalento.com