Retrocedamos dos meses atrás, donde todos compartíamos espacios y momentos de trabajo. Si nos preguntaran en ese entonces… ¿Sos una persona flexible? ¿Confiás en ti mismo y en los demás? ¿Sabés qué te hace sentir “bien” o “mal”? ¿Qué hubieses respondido? Hoy, ¿seguirías pensando lo mismo?
¿Para cuántos el aislamiento, voluntario o forzado, nos hizo redescrubrirnos? Enfrentándonos a nosotros mismos en situaciones a las que nunca hubiésemos imaginado. En lo laboral, pero también en lo personal.
Nos tuvimos que enfrentar a todo aquello que creíamos ser y sin embargo, en momentos, nos vimos también en lo que no podíamos ser. Flexibles, organizados, optimistas, autónomos, solidarios…
El distanciamiento social nos obligó a generar nuevas realidades, a buscar en qué ocupar el tiempo, a aprender a convivir, a confiar en nuestras decisiones, a hacernos de las herramientas necesarias para resolver las situaciones de la mejor manera y a la mayor velocidad posible.
Hoy tenemos la oportunidad de estar solos y mirarnos a nosotros mismos. Tenemos la opción de capitalizar esta crisis como una oportunidad de crecimiento para desarrollarnos y superarnos. De poner foco en las fortalezas y limitaciones y ver cómo afectan nuestra vida. Y de ponernos objetivos para tratar de derribarlas.
Fortalecernos ahora significa enfrentar mejor lo que viene, sabiendo que no va a ser fácil, pero si podemos hacer de esta crisis una experiencia valiosa, sabremos de lo que podemos llegar a ser capaces.
Trabajemos para que las limitaciones que hoy se dejaron ver con más claridad, pasen a ser nuestras fortalezas. No sigamos esperando que sea otro el que haga el gol. Sigamos preparándonos para ser mejores que antes, no igual. Ya nada es igual.
¿Con qué te sorprendiste en este proceso que estamos viviendo? ¿Qué descubriste que podías hacer? ¿Y que podías ser? ¿Qué habilidad descubriste que quizás no estaba tan desarrollada? ¿Querés compartirlo? ¡Te leemos!